Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
2 Corintios 3:18
Cuando glorificamos a Dios, comenzamos a crecer. Gracias a las grandes verdades reveladas en el Nuevo Testamento, los creyentes ahora pueden ver la gloria de Dios con más claridad que podían verla los que estaban bajo la ley. Cuando la vemos, crecemos espiritualmente, yendo de un nivel de gloria al próximo.
Al final del versículo de hoy, observe que Pablo dice que el Espíritu Santo es el que imparte energía a nuestro crecimiento. El Espíritu Santo llena de poder nuestra vida, llevándonos a través de niveles de gloria hacia la imagen de Cristo.
No se preocupe por los detalles intrincados de la obra del Espíritu Santo ni por los detalles de su propia actividad. Cerciórese de concentrarse primordialmente en la gloria del Señor.