Esta pobre perrita se quedo atorada en un estrecho agujero donde por poco se sofoca. Por suerte unos buenos samaritanos estuvieron dispuestos a sacar herramienta pesada para poder ayudarla.
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?