Lila ama a la perrita de sus abuelos “Lucy” y apenas acaba de descubrir que la puede abrazar todo el tiempo y ahora no puede dejar de hacerlo, de la misma manera que nosotros no podemos dejar de veras juntas.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.