Mienrtas la orquesta estaba ejecutando una de sus piezas de la noche, un simpático y atrevido perro se paro en frente de los violinistas y despues de un rato decidió acostarse al lado de uno de ellos. La gente no pudo hacer mas que aplaudir y reír.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.