Este padre de familia llevó a su hija y a su mascota a disfrutar de un día en la playa. Pero el pobre perrito no pudiendo olvidar su instinto protector no dejó que la niña se adentrara muy lejos en el agua.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.