Matthew 28:18-20
Si usted es creyente, es parte del cuerpo de Cristo llamado a llevar su luz a todo el mundo, tanto a nivel personal como colectivo. Aunque muchos ven a la iglesia como una organización social, eso no es lo que dice la Biblia. A veces olvidamos que nuestro propósito no es simplemente tener compañerismo, cantar, predicar y adorar. El Señor Jesús nos confió la buena nueva de la vida verdadera que Él ofrece a todos. Este llamamiento no es solo para “misioneros” —es para cada creyente. Su campo de misión incluye a su familia, amigos, compañeros de trabajo, y quizás incluso a un grupo de personas que Dios ponga en su corazón, a menudo en su propia comunidad.
Antes de regresar al cielo, el Señor Jesús dio a sus discípulos la Gran Comisión; prometió estar con los creyentes hasta el fin del mundo. Esa promesa sigue vigente. Él no nos envía a hacer su trabajo por nuestra cuenta. Al prometer solemnemente que nunca nos dejará, nos dio la seguridad de que todas las tareas que Él da, las realizaremos por medio de su Santo Espíritu.
¡Qué honor es estar incluidos en el plan redentor de Dios para el mundo! Él le invita a usted a tener una parte vital en su obra de transformación de lo que ha sido arruinado, dando nueva vida. ¡Todo lo que usted haga en obediencia, es una oportunidad para que su Espíritu obre poderosamente por medio de usted!
Dios nos sigue dando su mensaje de confianza: Me tendrán a mí como su compañero, su capitán, su victoria. Me tendrán como su recurso, su energía, su unción. Todo lo que necesiten lo encontrarán en mí.¿De qué manera la grandeza de este llamado cambia su manera de ver su vida cotidiana?
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