A veces cometemos el error de pensar que las cosas van a caer del cielo, como cuando tenemos un examen importante y sin estudiar, esperamos que con una oración Dios nos apruebe con altas calificaciones; o cuando necesitamos dinero, podemos esperar que alguien toque la puerta de nuestra casa y diga “Dios me mandó” en vez de levantarse a buscar trabajo…
Tal vez luchas con una debilidad. Quieres dejar de pensar en cosas malas, pero sigues viendo programas o escuchando música que ensucian tu mente. Quieres tener paz, sin embargo sigues esperando que la otra persona se acerque a pedirte perdón. Quizá quieres ser un gran cantante, sin embargo no te esfuerzas por aprender a cantar, y esperas que por un milagro te llamen al escenario,
“Mira, Israel, el Señor tu Dios ha puesto la tierra delante de ti; sube, toma posesión de ella, como el Señor, el Dios de tus padres, te ha dicho. No temas, ni te acobardes.” – Deuteronomio 1:21
La verdad es que Dios ha puesto todo lo que necesitas delante de ti. Ahora está esperando que te esfuerces y tomes posesión de ello, como se lo pidió a Israel. Te ha dado inteligencia y sabiduría. Lo que te corresponde ahora es estudiar. Te ha dado fuerza, manos y pies para que trabajes. Te ha regalado dones y talentos. Lo que debes hacer ahora es desarrollarlos y así ser obediente a Él.
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” – Josué 1:9
En una ocasión, un joven pidió oración a su pastor, para que Dios le diera un ministerio grande como el suyo. Después de orar, le dijo: “Ahora prepárate, duplica tu comunión con Dios, santifícate para que Dios haga maravillas contigo” Estoy segura que muchas veces Dios te ha regalado cosas con facilidad, sin embargo, esto no pasará todo el tiempo, porque quiere que nos esforcemos y seamos valientes.
“Guardad, pues, todos los mandamientos que os ordeno hoy, para que seáis fuertes, y entréis y toméis posesión de la tierra a la cual entráis para poseerla” – Deuteronomio 11:8
Siendo hijos de Dios, la promesa siempre está frente a nosotros, tan cerca, que sólo nos separa el esforzarnos para alcanzarla. Por tanto ¡No esperes sentado! Ponte de rodillas, guarda y obedece su Palabra para que recibas fuerza de lo alto, ya que necesitas esta fuerza para levantarte y tomar posesión de Sus promesas y después podamos disfrutar el fruto de nuestro trabajo.-
¡No esperes que las cosas te caigan del cielo, lucha por ellas!
Shirley Chambi
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