“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (RV 1960).
Como seguidores de Cristo y creyentes de Sus promesas a menudo dejamos de concentrarnos en JESÚS y en cambio nos concentramos en nuestras presentes circunstancias. Queremos caminar por fe pero eso puede ser un camino largo y estrecho que nos hace sentirnos ciegos, vulnerables y perdidos. ¡Sin embargo, todo lo que es requerido de nosotros es tener FE!
Recientemente perdí mi casa cuando el Banco la asumió y la vendió en una subasta. Tenía tres días para mudarme y unos queridos amigos en Ramona me ofrecieron temporalmente su casa. Dios me dio la PAZ (que es el espíritu de JESÚS) y he estado viviendo un día a la vez. He aprendido a no concentrarme en mis circunstancias presentes y en cambio enfocarme en JESÚS. ¡Este ha sido un período de mayor intimidad con Él! No sé todos los detalles, pero después de que el Banco vendió mi casa la tomó nuevamente del comprador, redujo la cantidad de mi hipoteca, modificó mi préstamo y me dice ahora que puedo mudarme nuevamente a ella. Me acordé que había regalado mis aparatos domésticos y la mayoría de mis muebles, en vez de venderlos, porque hasta en medio de mi pobreza quise bendecir a otras personas pero nunca imaginé qué tan grande iba a ser mi bendición. Mi sueldo del mes pasado fue de sólo $100.00 pero con ello bendije a un misionero de Sudáfrica y a otro de Australia y el SEÑOR en abundancia multiplicó esa semilla.
No tenemos que saber cómo el SEÑOR va a moverse en nuestras vidas. Simplemente tenemos que seguirlo, guardar la FE y morir a nosotros mismos. La vida no se trata de nosotros, se trata siempre de Él. Lo más importante no es encontrar un propósito para nuestra vida; es más bien encontrar Su propósito para nuestra vida mientras servimos en Su Reino. ¡Que se engrandezca Él mientras nosotros nos disminuimos!
“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (San Mateo 5:3 RV 1960).