Una pequeña pero muy importante reflexción acerca de la importancia de aprender a perdonar a quienes nos han lastimado así como también aprender a aceptar el perdón de otros.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.