El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación.
Santiago 1:9
El versículo de hoy es una orden de que el cristiano pobre se regocije. Un cristiano que es económicamente pobre tal vez no tenga nada en el mundo material de qué regocijarse, pero puede regocijarse en el conocimiento de que Dios lo está exaltando espiritualmente en su posición delante de Dios. Pudiera tener hambre, pero tiene el pan de vida. Pudiera tener sed, pero tiene el agua de vida. Pudiera ser pobre, pero tiene riquezas eternas. Pudiera no tener un hogar satisfactorio aquí, pero tiene un glorioso hogar en la vida venidera. En esta vida pudiera tener pruebas, pero Dios las está usando para perfeccionarlo y exaltarlo espiritualmente.
El cristiano desposeído puede aceptar sus pruebas gracias a la esperanza de recibir una herencia incorruptible e incontaminada que nunca se desvanecerá (1 P. 1:4). Las verdaderas riquezas nos pertenecen, de modo que la pobreza es una prueba de corta duración que puede resistirse cuando miramos hacia delante a un tiempo glorioso de exaltación.