A veces no es fácil tratar con el silencio, especialmente cuando queremos una respuesta inmediata y clara. A veces Dios responde en silencio y a veces nos deja pensar para que podamos entender su respuesta y confiar en su fidelidad.
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?