Cuando un hombre se calló en las vias del metro en la ciudad de Nueva York unos valientes samaritanos actuaron rapidamente para ayudarlo a salir de las vias aun cuando el hombre permanecia inmovil. ¡Qué bien que todavia haya gente buena y valiente!
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?