Y no se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. – Hebreos 13:2

 

Cierto día una señora, vestida muy sencilla, golpeó la puerta de una casa y pidió un paraguas. La dueña de la casa de mala gana le prestó uno viejo, diciéndole que no le iba a prestar el nuevo porque probablemente nunca más lo recibiría de vuelta. A la mañana siguiente, un oficial de la guardia real bajó de un caballo y le devolvió el paraguas, diciéndole: “La reina Victoria, de Inglaterra, le agradece por el buen servicio que le ha prestado a su Majestad”. Totalmente desconcertada, la mujer dijo: “Ah, si hubiera sabido que era para la Reina…”.

 

La Biblia nos dice: “Y no se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.” (Hebreos 13:2). Y el Rey les responderá: “De cierto les digo que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos más pequeños, por mí lo hicieron.” (Mateo25:40). Jesús llama a la puerta y quiere ser nuestro huésped principal. Si le permitimos que se hospede en nuestro corazón, seremos las personas más felices del mundo.

 

ORACIÓN: Señor Jesús, concédenos la felicidad de tenerte a nuestro lado en todos los momentos de la vida. Amén.

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