El pequeño Will nunca había abrazado a una niña antes. Y cuando vea su reacción después de estar abrazando a esta pequeña lindura, ¡tiene que sonreír! ¡Oh cielos estoy haciéndole porras también!
Muchas personas creen equivocadamente, que aun viviendo una vida disoluta y alejada de lo que Dios dice en sus mandamientos, al final él igual va a perdonarlos. Pero, pensar así, es una falta total de responsabilidad. Por otro lado…