Las canas son una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia. Proverbios 16:31
Noemí celebró su cumpleaños número 103 en compañía de su primera bisnieta de un año quien, sorprendentemente, nació en la misma fecha que ella.
Como pastor, he tenido el privilegio de oficiar en muchos funerales. Uno muy especial fue el de una abuela de 104 años de edad quien, al igual que Noemí, estaba muy agradecida al Señor por su larga vida, y por la maravillosa salud física y mental que disfrutaba.
Para mí era un placer hablar con esa abuela que había crecido en una granja en Nebraska cuando el medio de transporte eran las carretas, pero que también había visto al hombre caminar en la luna.
Si le preguntara a cualquiera de estas dos abuelas cómo es que lograron vivir tantos años, ambas coincidirían con lo que dijo Noemí: no bebieron, no fumaron, y estuvieron rodadas de seres queridos.
Espero que todos ustedes puedan decir lo mismo… por lo menos eso de ‘estar rodeados de seres queridos’, porque todos tenemos uno: nuestro Padre celestial.
Ese Padre celestial es quien le está bendiciendo hoy a usted al regalarle este día. Si usted está leyendo esta devoción, es porque Él le ha dado una mente que puede pensar y que tiene la habilidad de comprender.
Pero no sólo eso. Usted también tiene un Hermano muy querido… un Hermano que entregó su propia vida, para que usted no pierda la suya eternamente.
Gracias a lo que su hermano Jesús ha hecho, y a través de la fe dada por el Espíritu Santo, usted puede ser feliz… porque vivirá para siempre.
ORACIÓN: Padre celestial, gracias por darme a Jesús, quien me ha llevado de la oscuridad a la luz, de la condena a la salvación, y gracias por mi familia de fe. Enséñame a vivir cada día como uno digno hijo tuyo. En el nombre de Jesús. Amén.
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