Dios, nuestro Salvador, quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen a conocer la verdad. – 1 Timoteo 2:4
¿Quién no comete pecados? Todos los días pecamos, ya sea por medio de pensamientos, palabras o acciones. Un pecado que muchas veces olvidamos es el que cometemos por omisión, o sea, cuando no hacemos algo que deberíamos hacer. Y porque pecamos, merecemos el castigo de Dios.
¿Qué podemos hacer para librarnos de la culpa? ¡Absolutamente nada! Solamente nos queda postrarnos en sincero arrepentimiento delante de Dios y suplicarle que, de acuerdo con su misericordia, tenga compasión de nosotros y nos perdone. ¿Pero será que Dios realmente perdona? ¿Incluso a un asesino, a un ladrón, o a un adúltero? Sí, él perdona, porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos se arrepientan, crean en su hijo Jesús, el Salvador, y reciban la vida eterna.
ORACIÓN: Amado Dios, reconozco que soy pecador y que merezco tu condenación eterna. Ten piedad de mí y borra mi pecado en el nombre de Jesús. Amén.
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